Los mercados concentradores de frutas y verduras son espacios clave para el aprovechamiento de los alimentos frescos y saludables y tiene el desafío de reducir las pérdidas y desperdicios de alimentos.
En los mercados concentradores de
frutas y hortalizas apuntan a reducir las pérdidas y desperdicios de alimentos
(PDA). Con un abordaje integral para mejorar su distribución y comercialización
de alimentos, identificaron cuellos de botella en procesos internos de gestión
y los desafíos necesarios para optimizarlos en un marco de economía circular.
Capacitar en Buenas Prácticas Agrícolas, lograr más equidad de género, tejer
alianzas y establecer una buena comunicación estratégica, son los ejes
prioritarios para ser aplicados.
Se trabajó en 6 mercados
concentradores ubicados en la provincia de Buenos Aires: el Mercado
Central de Buenos Aires (MCBA) en La Matanza, Cooperativa 2 de
septiembre del Pilar, Mercado Juana Azurduy en General
Rodríguez, Cooperativa Frutihortícola Copacabana Limitada en Luján,
Mercado Central de Ezeiza y Mercado Norchichas en Moreno,
y en todos ellos se resaltaron puntos a mejorar para lograr un enfoque de
circularidad.
Tras una consultoría encargada por
la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la
Alimentación (FAO), la consultoría “PDA, economía circular y sostenibilidad
en mercados mayoristas de frutas y verduras”, estuvo a cargo de Ana Julia Gómez
y Ariel Monzón, y se inscribe en el proyecto regional “Estrategias
público-privadas para modernización de actores del canal tradicional
responsables de la comercialización y distribución de alimentos” desarrollado
junto con el Ministerio de Desarrollo Agrario de Buenos Aires y el
Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación (MAGyP).
Se concluyó en que es notable
la escasa representatividad de mujeres en la toma de decisiones o
representatividad de las comunidades de los mercados (con excepción del MCBA).
Además, se enfatizó en que el 100% de los mercados necesitan inversión
para mejoras y ampliaciones, integrar la mayor cantidad de cooperativistas
o puestos en los mercados o ferias móviles, lo que requiere mayor
infraestructura, especialmente en los mercados de General Rodríguez y Pilar,
mientras que en los Mercados de Luján y Moreno primó la necesidad de afianzar
la logística, dado que ambos están próximos a trasladarse a predios de
mayor superficie.
Se desarrolló una estrategia de
sostenibilidad y prevención de PDA a nivel de cada mercado, que incluyó un plan
de implementación de propuestas priorizadas de corto, mediano y largo plazo, y
se propuso también, es pos de mejorar la gobernanza de esos mercados, generar
alianzas estratégicas con otros actores clave y acompañar con
comunicación estratégica y capacitaciones que generen acciones más
eficientes en la logística, comercialización y otros procesos.
“Debemos entender a los mercados como elementos vivos y activos del abastecimiento, la economía, gastronomía, y alimentación de las personas y entender que estos configuran un entramado esencial en los territorios donde se insertan”, expresó João Intini, oficial de políticas de Sistemas Alimentarios de FAO para América Latina y el Caribe.
“Solo 10 países de
América Latina y el Caribe son los que tienen mesas de trabajo sobre la
temática de mercados. Esta alianza no puede detenerse, debe seguir buscando financiamiento, inclusión, desarrollo,
crecimiento, eficiencia. Los mercados van a ocupar un rol importante en la
próxima Conferencia Regional de la FAO que se hará a finales de marzo”, agregó.
Intini consideró
también que “cuando FAO afianzó su
alianza con la Federación Latinoamericana de Mercados de Abastecimiento (FLAMA)
para garantizar el abastecimiento de alimentos saludables durante la pandemia
por covid-19, empezó a mirar a los mercados, previo a eso no lo hacía.
Ahora tenemos una agenda de trabajo para monitorear la situación económica, la
oferta y demanda de productos, y apoyar la modernización de los mercados
mayoristas”.
“Los mercados concentradores de frutas y verduras promueven la transformación hacia producciones sostenibles, resilientes e inclusivas. No debemos perder la mirada integradora, con productores, proveedores y consumidores, con la academia, gobiernos locales, provinciales y también el gobierno nacional y el sector privado”, pronunció Alan González Figueroa, coordinador funcional y programático de FAO en Argentina.
González Figueroa
agregó que este trabajo de consultoría se enmarca en la agenda 2030, y sobre todo se alinea con la meta 12.3 de los Objetivos de Desarrollo
Sostenibles (ODS), que implica de aquí a 2030, reducir las pérdidas de alimentos
en las cadenas de producción y suministro, incluidas las pérdidas posteriores a
la cosecha. “Lo más valioso es que esta experiencia es replicable, apuesta
al desarrollo territorial y destaca la participación de mujeres y jóvenes, como
pilares fundamentales”, concluyó.
“A los mercados hay que pensarlos como comunidad.
Planificar en ellos nos permite tener una agenda a 10 años. Estamos poniendo el
acento en las situaciones particulares de cada uno, para ver cuáles son los instrumentos desde las políticas
públicas para que estos puedan transformar y reutilizar los alimentos que hoy
se tiran”, detalló Javier Cernadas,
jefe de Gabinete de la subsecretaría de Desarrollo Agrario y Calidad
Agroalimentaria de la provincia de Buenos Aires.
Cernadas hizo hincapié
en la transformación necesaria de los mercados tradicionales en la provincia,
pero también a que mercados más jóvenes
y de cercanía operativicen un programa de reducción de pérdidas y
desperdicios y de economía circular, trabajo en el que aseguró, “venimos
trabajando hace rato en la Mesa de Mercados Mayoristas Frutihortícolas que
creamos desde Buenos Aires, invitando también a participar al gobierno nacional
junto con Senasa, INTA y demás
municipios”.
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